Para el tercer trabajo discográfico del grupo, Vangelis buscando algo novedoso y más complejo, contactó con el escritor y cineasta griego Costas Ferris a quien expuso su idea y de común acuerdo decidieron trabajar sobre el tema del Apocalipsis. Ferris, influído por la ópera-rock Tommy de The Who, desarrolló un “libro conceptual” para la creación de un oratorio-rock. La obra representaría un espectáculo de circo en el que se mezclarían el show y la realidad (la caravana de circo representa el Apocalipsis en una de sus funciones sin advertir que, casualmente, el verdadero suceso está teniendo lugar fuera de la carpa). El Apocalipsis, llamado también el Libro de las Revelaciones, es una obra profética repleta de simbolismo místico que despiertan la imaginación del lector. En la cultura católica es considerado un libro premonitorio sobre el fin de los tiempos. Ferris se apropió de estos símbolos para crear poemas que a la vez sirvieron de letra para la inspiración de Vangelis. La idea de Ferris fue hacer una obra relacionada con los acontecimientos sociales y políticos de la época, en especial los movimientos juveniles y contraculturales de finales de los años 60 tanto en Europa como en América. Replicaba lo que San Juan había manejado originalmente en su obra al hablar de las problemáticas políticas y sociales de la época con el uso de diversos símbolos, salvo que, en este caso, la “Bestia” ya no era el gobierno de Nerón, Vespasiano o Domiciano, oprimiendo y dando caza a los cristianos, sino que se manifestaba en la Junta de los Coroneles, la Guerra Fría y la represión de otros gobiernos, mientras que el cambio parecía darse con la agitación en Europa derivada de las protestas de Mayo del 68. Después de darle vueltas al asunto y descartar los títulos Apocalypse o Revelations, el álbum terminó denominándose 666 (The Apocalypse of John 13/18) por sugerencia del diseñador de la carátula del álbum, Gerard Fallec, quien también seleccionó la pintura del interior correspondiente a un artista poco conocido que firmaba como M. Dubré.
Que un grupo cuyas propuestas musicales eran bastante ingenuas se embarcase en algo tan descabellado con un doble vinilo conceptual sobre el Apocalipsis bíblico no podía resultar bien. Pese a contar con algunas canciones que encajarían bien en los dos álbumes previos (Babylon, Break, The Four Horsemen), 666 es una larga pieza unitaria en la que muchos cortes son un experimento, instrumentales, repletos de efectos sonoros muy alejados de la atmósfera pop. La grabación la hizo el sello Vertigo, filial de Mercury Records, dedicado al hard rock y el rock progresivo, a finales de 1970 y principios de 1971 y se lanzó al mercado hasta comienzos de 1972. Vangelis y Ferris estaban en perfecta sincronía, pero los compañeros de Aphrodite´s Child querían continuar con el estilo de los primeros álbumes que tan buen resultado les había dado (de hecho, habían vendido 20 millones de discos). Esto, y el hecho de que algunos de ellos empezaban a desarrollar su carrera en solitario, hizo que el proceso de grabación estuviera plagado de conflictos. De hecho, Vangelis, Demis y Lucas no se hablaban entre sí salvo en los momentos en que interpretaban música. Pero... acabado el disco, nunca más volvieron a unirse. Los tres músicos nunca perdieron la amistad, pese a todo. Los álbumes conceptuales es lo que tienen: no suelen ser producto del consenso del grupo, sino del liderazgo musical de alguno de sus miembros. Algo similar sucedería a Génesis en 1977 con The Lamb Lies Down on Broadway (fin de la etapa de Peter Gabriel) o a Pink Floyd con The Wall, cuando Roger Waters expulsó a Rick Wright. Personalmente, considero que 666 los empequeñece a ambos.
El álbum en sí mismo, como diseño, es también rabiosamente interesante. Se trata de un álbum doble en presentación de dos cuerpos. La portada es un fondo rojo intenso: el centro presenta un rectángulo negro y en su interior el número 666 en blanco. Centrado en la parte superior aparece el nombre del grupo, en mayúsculas. Entre este rótulo y el rectángulo central está escrito con letras color naranja y en mayúsculas: ANYONE WHO HAS THE INTELLIGENCE MAY INTERPRET THE NUMBER OF THE BEAST. IT IS A MAN'S NUMBER. THIS NUMBER IS. Debajo del rectángulo, entre paréntesis, aparece: (THE APOCALYPSE OF JOHN 13/18) en el mismo color del texto anterior. El hecho de que el texto en naranja esté sobre un fondo rojo intenso hace muy difícil su lectura, como queriendo representar lo oculto de su significado. La contraportada es también un fondo del mismo color del frente y tiene delineado un gran rectángulo en color amarillo dentro del cual, en cuatro columnas de texto, separadas por líneas amarillas, están escritas las letras de las canciones en color negro y con títulos en amarillo. Las canciones se presentan en el mismo orden en que aparecen en los discos. La frase final causó polémica al lanzar el álbum al mercado: THIS WORK WAS RECORDED UNDER THE INFLUENCE OF “SHALEP”. Mucha gente pensó que se trataba de una droga, pero se trata de una bebida caliente que se consume en Turquía y que los músicos solían tomar durante las grabaciones.
Para muchos, hoy en día, 666 es un álbum de referencia no solo de la época en que fue publicado o del grupo Aphrodite's Child, sino de Vangelis fundamentalmente. Yo estoy de acuerdo con ello. Por su gran calidad artística, por su ambición, porque fue un ejemplo temprano del grado de libertad compositiva que llegaría a desplegar Vangelis, porque fue el primer álbum importante de su carrera. Es lo que tiene 666: ser un clásico de culto y una verdadera obra maestra.
Vangelis siempre comentó que Aphrodite's Child no supuso sino un instrumento con el que romper el mercado y ganar dinero colocándose en lo alto de las listas musicales, pero que necesitaba avanzar y hacer cosas distintas a lo que un músico debe hacer para colocarse en el hit parade. Y tanto es así. Después de haber ganado suficiente dinero , pudo construir su propio estudio.
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